domingo, 9 de agosto de 2015

Crítica literaria: "ISHQ: El color de las granadas" de Juan Andrés Moya Montañez

TÍTULO: ISHQ: El color de las granadas
AUTOR: Juan Andrés Moya Montañez
EDITORIAL: AUTOEDICIONES TAGUS/ Editorial Lulú
PÁGINAS: 360
ISBN:  9781326204082
FORMATO: PDF -SIN DRM.


El amante es un rey superior a todos los reyes,
Un rey que no teme a la muerte,
Un rey al que no le interesa una corona de oro.
Rumi

El célebre poeta musulmán persa Yalal Ad-Din Rumi introduce con sus versos místicos y románticos cada uno de los capítulos de ISHQ: El color de las granadas, de Juan Andrés Moya Montañez. En esta estrofa, con una pequeña reflexión, da pie al tema principal de la novela: el amor, que acompañará al lector de una manera emocional e intensa a lo largo de toda la historia.

No escrita para todo tipo de sensibilidades, a lo largo de sus veintitrés capítulos, la narración en prosa poética transportará, a quien se aventure entre sus páginas, a la época del imperio Mongol (finales del siglo XVI y principios del XVII) en el escenario de Lahore. Una muestra de la rigurosa documentación histórica y ambiental que enmarca la novela de manera visible es el uso de varias expresiones del idioma urdú (popular en India y Pakistán) que se incluyen en un glosario final con su traducción occidental. Lo que de manera aparente sólo son unas siglas en el título tienen una traducción concreta, unida de manera absoluta a las vivencias de los dos protagonistas.

La lectura de esta historia, bien por el peculiar estilo preciosista y almibarado, bien por la lentitud de algunos pasajes en los que el autor se deleita para deleite del lector, requiere de bastante atención para apreciar la elección de cada palabra. El lenguaje rico, poético, y bastante lento en algunos párrafos, permite escenas pausadas que bien podrían formar parte de un poema oriental por su manera de ser dibujadas con letras. Escenarios y situaciones  descritas de manera tan sensorial que, en ocasiones, se intuye un regusto erótico.
Resulta comprensible, en el contexto de la historia, el recurso lingüístico continuado de tanto adorno, que en el ambiente adecuado de una lectura reposada es como una melodía en la que mecerse por los parajes que describe.

Sobre la trama principal, quizás predecible desde un principio tratándose de una novela romántica histórica, podríamos destacar el buen gusto y la sensibilidad de su autor para dejar abierta una ventana al lector, que mediante las reflexiones de sus personajes y algunos datos aportados por el narrador, permite sentir y disfrutar la historia desde un punto de vista adulto y realista. No encontrará el lector ñoñerías adolescentes o deus ex machina que solucionen la situación a golpe de hada madrina. Plantea el ya utilizado dilema de la figura de un personaje de poder, atado a sus obligaciones y privilegios, enamorado de otra persona de muy bajo nivel. Cada uno se comporta como su status exige, pero ninguno de los dos puede enfrentarse a lo que les dicta su corazón, y en el camino por la lucha de ese amor es cuando tienen lugar las reflexiones que harán crecer a los personajes.

A lo largo de 360 páginas, si consiguen enganchar tras el primer capítulo que es más lento, se desarrollan 23 capítulos cortos y bien definidos que se presentan como escenas largas, lo que lo hace bastante ágil de seguir.

El uso de ese lenguaje tan poético y recargado, al principio puede ser un lastre para el lector que no disfruta de la acción pausada y descriptiva, hasta el punto de tener que volver atrás si no se está centrado en la lectura. Aunque a lo largo de la novela, ese estilo resulta necesario y pasa a un segundo plano, se vuelve invisible, y no dificulta seguir la lectura en ese tono.

Sobre el autor, Juan Andrés Moya Montañez,  tiene otro libro publicado, Noche y niebla, además de su blog personal y sus reseñas en paneles de opinión con muy buenos resultados. Narra con un estilo muy trabajado pero a la vez sencillo, y sobre todo hace un trabajo con los personajes a nivel emocional tan completo que consigue enamorar al lector.

No recomiendo su lectura a quien guste de leer en tramos cortos de desplazamiento o entre tiempos muertos porque no van a poder conectar con la historia. Tampoco los amantes de las aventuras de acción desenfrenada se verán satisfechos. Por contra, el lector que bucea en historias tranquilas, repletas de detalles a conciencia, y narradas con mucha sensibilidad sí descubrirá en ISHQ: El color de las granadas una lectura de lo más agradecida.


Calificación:
Replicante: Tania Alcusón

Para una lectura: tranquila, poética, sin distracciones, histórica

3 comentarios:

  1. Efectivamente, se trata de una novela que hay que leerla con tranquilidad, porque es casi como un desahogo que invita a la recreación en todos los sentidos. Me ha gustado la manera en que has transmitido la historia, pues dando por hecho que la historia era previsible al cien por cien, es lo menos importante del conjunto, que brilla con luz propia.

    Un beso.

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  2. Me ha gustado muchísimo tu reseña. Yo también creo que la novela gustará a aquellos que disfrutan de historial sosegadas y de gran carga emocional, y no creo que sea un libro adecuado para los ratos muertos o los viajes al trabajo. Muchísimas gracias por apoyarme, no sólo aquí sino en todas partes, y un besazo enorme!! :)

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  3. Feliz de que os haya gustado!
    Andy, sabes que con esa sensibilidad de transmitir que tienes te seguiré leyendo en cada nueva creación que vomites.
    A los nuevos lectores de la obra, preparaos para pasear entre los sentidos...
    Muchas gracias por leerme! Besos!

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