viernes, 4 de abril de 2014

Crítica literaria: El Quijote.

Don Quijote, por Picasso.
Como entramos en el mes del libro, este primer viernes vamos a honrar a Cervantes y El Quijote. Muchos os preguntaréis a qué se debe que se dedique una fecha a este autor y a dicha obra. Espero que con esta reseña entréis en el mundo cervantino y os acertéis a comprobar el valor tanto literario como humano que posee.

He de reconocer que El Quijote es una de mis obras preferidas, así que la he leído y releído gran cantidad de veces, aunque siempre descubro algo nuevo.
Todo el mundo cree saber algo sobre el Caballero de la Triste Figura (como apoda Sancho a don Quijote), pero ¿cuántos han leído y asimilado realmente esta obra de nuestro Siglo de Oro? Tengo la firme convicción de que la sociedad mejoraría si se acercará sinceramente a esta obra y aprendiera de ella. Pero comencemos.
Cervantes vive a caballo de los siglos XVI  y XVII, es decir va a ser influido tanto por el Renacimiento (nace reinando Carlos I, abierto al Renacimiento) como por el Barroco (muere reinando Felipe IV, con España cerrada y sufriendo la pesada influencia de la Contrarreforma). El Quijote asimila las dos corrientes (por un lado, la claridad, el equilibrio y el talante positivo del Renacimiento; por otro lado, la presentación de la temática renacentista exagerada, retorcida y parodiada, producto del fracaso nacional).
Respecto a su vida, a pesar de que se sabe bastante poco de la primera época (en la que es posible que estudiara con López de Hoyos) resulta interesante su biografía para entender no sólo El Quijote, sino toda la obra cervantina.
Entre los acontecimientos vitales del autor, destacan los siguientes: en 1569 viaja a Italia y participa en campañas militares con don Juan de Austria; en la Batalla de Lepanto (1571) es herido en la mano izquierda, pero continua luchando hasta 1575; cuando está volviendo a España, cae prisionero, con lo que sufre cinco años de cautiverio en Argel, pues nadie paga el rescate (aquí sufrirá muchas experiencias que plasmará en sus obras posteriores); tras el rescate por parte de los frailes trinitarios, regresa a España y se instala  en Madrid, esperando  inútilmente obtener recompensa por sus servicios, incluso se le deniega un empleo en las Indias;  mientras espera piensa ganarse la vida escribiendo (publica la primera parte de la novela pastoril La Galatea y algunas obras teatrales, pero fracasa, lo que lo lleva a tener continuos problemas económicos); recorrió Andalucía y la Mancha como comisario de abastos (buscar alimentos para el ejército) y, luego, como recaudador de impuestos (los problemas económicos continúan y es encarcelado en Sevilla por asuntos oscuros sobre la recaudación de impuestos); no se sabe nada más de él hasta la publicación de la primera parte del Quijote en 1605, obra con la que obtiene gran éxito, pero continúan los problemas económicos; a partir de la publicación de la primera mitad del Quijote, Cervantes obtiene renombre literario, participa en los círculos literarios y sus obras se publican con cierta velocidad (en 1613, las Novelas Ejemplares; en 1614, Viaje al Parnaso; en 1615, la segunda parte del Quijote; en 1616, los Trabajos de Persiles y Segismunda, ya habiendo muerto el 23 de abril); sin embargo, muere pobre, tanto que la cofradía a la que pertenecía tendrá que costear su entierro.
Como puede comprobarse, fue literato y soldado, a la manera renacentista.
Don Quijote es considerada su obra maestra. Se compone por dos partes separadas por diez años, entre los que aparece un Quijote apócrifo.
La PRIMERA PARTE aparece en Madrid en 1605 (algunos creen que ya había aparecido manuscrita, como se indica en El Ballet de las Palabras) con el título el Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Se compone por una dedicatoria al Duque de Béjar, un prólogo, unos poemas burlescos y cincuenta y dos capítulos organizados en cuatro partes.
La SEGUNDA PARTE aparece en Madrid en 1615 con el título Ingenioso Caballero don Quijote de la Mancha, dedicada al conde de Lemos. Se compone por dos prólogos y por setenta y cuatro capítulos.

Un año antes (1614) se había publicado el Quijote de Avellaneda, estimulando la publicación de la segunda parte cervantina.
A pesar de que el conocimiento popular considera El Quijote como una obra cómica, es mucho más. Es una obra que puede recibir dos lecturas: una superficial  y otra profunda, así como muy rica. Ha de recordarse que Cervantes está intentando hacerse un hueco en el mundo cerrado de los círculos literarios madrileños sin mucho éxito. A diferencia de otros autores, no tiene <<padrinos>> que le abran las puertas. Sin embargo, el es bueno y quiere demostrarlo en esta obra, que es un compendio de los géneros narrativos del momento junto la inclusión de poesía. De manera que El Quijote, además de ser considerada una de las obras más divertidas, reúne parte de la literatura española anterior, europea y clásica con alusiones mitológicas. Y a esto se suma que es una obra profunda. Así, Dostoievski dirá de ella: <<la ironía más amarga que pueda expresar un hombre>>.
Y así se cumple el ideal renacentista de enseñar deleitando; es decir, Cervantes va analizar la sociedad decadente de su época pero no emplea un tono moralista. El humor es una mejor manera de que el lector reflexione sobre la crítica que recibe. Eso sí, esto complica la interpretación. De ahí que algunos se quedaran en la lectura superficial de lo cómico.

Sin embargo, y a pesar de la originalidad, Cervantes toma bases para los múltiples temas que trata en su obra. Principalmente toma elementos de la literatura anterior, que es preciso conocer (se dan en el instituto). Si se quiere parodiar algo, ha de conocerse a la perfección. De esta manera, se emplean elementos del amor cortés y de los libros de caballerías, pero dándole una vuelta de tuerca, modernizándolos. Así, el empleo de un historiador que escribe sobre el protagonista es un motivo recurrente en dicho tipo de libros. Pero Cervantes va más allá, tomándose gran libertad: crea, al menos, tres voces narrativas que enjuician las palabras de los otros y al protagonista, aunque el narrador principal –Cervantes literaturizado- llega a entrar en el juego imaginativo de don Quijote, como se muestra en el título de la segunda parte: El ingenioso CABALLERO don Quijote de La Mancha, a pesar de que en realidad el armarlo caballero fue una pantomima del primer ventero para sacarlo de su propiedad con los menos daños posibles. Incluso va más allá: no sólo don Quijote se imagina cómo empezará el libro que escriban sobre él, sino que, en la segunda parte, los personajes han leído la primera y hablan sobre ella. Una auténtica novedad técnica que parte de elementos medievales y de la idea barroca del teatro mundo.
Cervantes con esa libertad que proclama en todos los aspectos de la obra acababa de crear el modelo de la novela posterior. Y es la libertad uno de los puntos principales de su obra. Libertad al crear sus propios <<padrinos>>, por ejemplo. Era usual en la época que el marketing se hiciera mediante prólogos de personalidades famosas que indicaran los valores de la obra. Sería como si Ronaldo o Messi hicieran un anuncio sobre lo genial que es –sea cierto o no- la novela de Pérez Reverte. Sin embargo, Cervantes no dispone de tales contactos. Sabe que su obra es buena, así que toma personajes de la literatura épica que escriben dedicatorias al  principio. Así, aparece Babieca –el caballo del Cid-, Orlando el Furioso, Amadís de Gaula, etc. Con lo que el lector se sorprendería pero vería por qué camino se dirigía el autor. El siguiente punto en el que Cervantes muestra su libertad es en el conocido inicio de la obra: en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no QUIERO acordarme. Para quien conociera un poco las bases de los libros anteriores, esto sería una sorpresa y le sacaría, al menos, una sonrisa. El narrador está diciendo claramente al lector que sabe dónde ocurrió todo, pero que no le da la real gana de contárselo. Y así continúa el juego durante toda la obra. Además, el tema de la libertad aparece plasmado en el propio protagonista, a quien enferma el tema del cautiverio y quien apuesta por la libertad de conciencia religiosa (un asunto peliagudo en un momento de Contrarreforma).
Por tanto, en El Quijote aparecen gran variedad de temas: aspectos sociales, costumbristas, creencias populares, discusiones literarias, cuestiones lingüísticas, etc. Pero todos los temas giran en torno al ser humano como un ser complejo donde se da tanto el materialismo (Sancho) como el idealismo (Quijote) y la sed de libertad.
Entre los numerosos temas vamos a destacar los siguientes, teniendo en cuenta las dos partes: caballeresco, amoroso, de la locura, literario, libertad.
Respecto al caballeresco, se ha considerado la obra una parodia de los libros de caballerías, de ahí que el tema caballeresco domine la obra. En la primera parte las aventuras suceden desde una realidad deformada: el hidalgo ha perdido el juicio por leer libros de caballerías; sale a buscar aventuras, hace armarse  caballero en una venta que cree castillo; vuelve a su casa, pero  sale de nuevo, ahora con Sancho; aventura con los gigantes, en realidad molinos; enfrentamiento con el vizcaíno al creer que ha secuestrado a una dama; parodia con el yelmo de Mambrino; lucha de los ejércitos, en realidad rebaños; en una procesión que porta una Virgen, lucha  porque la cree cautiva. En la segunda parte la mayoría de las aventuras son fingidas, es decir, los personajes con los que se encuentra don Quijote han leído la primera parte de la obra y preparan burlas. Destacan las aventuras de la casa de los duques.
En cuanto al amoroso, todo caballero andante lucha por el amor de una dama. Aquí don Quijote, después de decidir a salir a luchar por el bien, se da cuenta de que tiene que imaginar su dama: Dulcinea. Por otro lado existe el amor real, presentado mediante los relatos intercalados.
En la segunda parte se aparecen problemas amorosos fingidos en la burla de la ínsula en la casa de los duques. Así que podemos distinguir el amor ideal (Dulcinea), burlándose de los tópicos y de las metáforas para describir a la amada; amor real en las historias intercaladas; amor fingido por burla de los duques.

Respecto al TEMA LITERARIO resulta importante, porque Cervantes nos muestra los géneros del momento para que veamos su propia originalidad. Don Quijote, desde la primera salida, se ve como un personaje literario y compone las primeras líneas.  El escutrinio de la biblioteca se hace de todos los géneros. Hay una discusión sobre el teatro entre don Quijote y el canónico (se critica a Lope por no respetar la tres unidades y se propone la idea de un censor teatral). Ginés de Pasamonte critica la novela picaresca anterior (Lazarillo y Guzmán). Diálogo de los personajes sobre la publicación de la primera parte. Presencia de Garcilaso. Teatro con maese Pedro. Crítica del Quijote de Avellaneda.

En cuanto al tema de la locura, se ha escrito mucho sobre si estaba loco o no.  No voy a entrar a evaluar tal, pero hemos de recordar que el motivo de la locura era frecuente en el Renacimiento.

Si pasamos al de la LIBERTAD, resulta ser uno de los temas más importantes del Quijote, como se indicaba más arriba. Aparece la libertada creativa, pues el narrador no QUIERE acordarse del lugar exacto donde ocurren los hechos; libertad del protagonista, que inventa su propio mundo; la libertad se plasma en la aventura de los galeotes y en el del retablo ( donde don Quijote lucha porque cree que los muñecos son reales y están cautivos); libertad de culto; cuando Sancho va a marchar a la ínsula falsa, don Quijote le da unos consejos para que sea buen gobernante, recordando que la libertad es el bien más preciado; don Quijote muere porque pierde la libertad (también para evitar continuaciones).
Esto en cuanto a la temática. Si pasamos a la estructura, externamente, El Quijote es una obra en dos partes, cada una con un título: la primera se compone por  el título (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha), un prólogo del autor, unos poemas iniciales atribuidos a personajes imaginarios como burla de la costumbre, cincuenta y dos capítulos, inclusión de relatos intercalados; la segunda parte tiene el título (El  ingenioso caballero don Quijote de la Mancha), un prólogo, setenta y cuatro capítulos, el epitafio del personaje Sansón Carrasco y definitiva despedida del autor y firma. Internamente, la obra se organiza en tres salidas, dos en la primera parte y una en la segunda. Mención especial merecen las novelas (en la época significa relato corto) intercaladas. Éstas aparecen más en la primera parte que en la segunda por la crítica sufrida. El motivo de que se incluyan es doble: alargar y presentar a Cervantes como capaz de crear en cualquier género de la época.

Respecto al MODO NARRATIVO, se presenta el juego de autor - narrador. El "autor" aparece como investigador que recoge datos sobre la historia de don Quijote en autores y archivos de la Mancha. En el capítulo ocho se descubre la presencia de dos "autores". En el capítulo nueve aparece el procedimiento del manuscrito encontrado, inventa un historiador moro autor de la obra, un traductor al castellano y Cervantes autor personificado. Esto dará lugar a múltiples perspectivas. La técnica del manuscrito encontrado, además, es una parodia al libro de caballerías, da ilusión de veracidad.
Así Cervantes narrador es omnisciente y tiene libertad al relatar y enjuiciar porque ha leído ya toda la obra. Además se ficcionaliza a los lectores de la primera parte.

La perspectiva múltiple se ve en el hecho de no ponerse de  acuerdo en el nombre real de don Quijote, en las críticas que Cervantes narrador hace al cronista moro, en no ponerse de acuerdo en cuál fue la primera aventura o con los dos puntos de vista que hay representados por los dos protagonistas.
De manera que la obra presenta la perspectiva múltiple por dos causas: libertad y reflejo de la variedad de visiones del mundo que existen en la realidad (tolerancia).
Dicho perspectivismo  puede resumirse del siguiente modo: historiador árabe, traductor, Cervantes – editor, personajes, primeros lectores y no hay que olvidar un narrador implícito.
Tanto el tratamiento del tiempo y el lugar difieren con las normas de los libros de caballerías. Así, nos dice que <<no ha mucho tiempo>> que ocurrió esa historia. Presenta una  localización geografía real, cercana y conocida: La Mancha. Además, en la segunda parte los personajes viajan a Barcelona. No han de olvidarse los espacios de las historias intercaladas (Italia, Argel,  Andalucía).
El protagonismo de la novela es dual: Sancho y don Quijote, en torno a los cuales giran numerosos y diferentes personajes, caracterizados por un breve retrato, por sus acciones y por su forma de hablar (vizcaíno, Maritormes, Dorotea). Y esta manera será tomado por autores del Realismo del XIX, como Galdós.

Nos centraremos en don Quijote y Sancho, que ilustran la complejidad humana, primero por separado y luego van mostrando un acercamiento progresivo: sanchificación y quijotización.
Don Quijote es un modesto hidalgo de un pueblo manchego, Alonso Quijano, que, loco debido a la lectura de libros de caballerías, decide convertirse en caballero andante. Su extraña figura resulta anacrónica para la sociedad; sin embargo, fuera de su locura, muestra buen juicio y expone opiniones precisas sobre temas muy diversos, incluidos los literarios. El ras­go esencial de su carácter es la pertinaz defensa de sus ideas, incluso las que se refieren al mundo de los caballeros andantes.
La obra es la historia de un hidalgo cuerdo que se vuelve loco por lectura. Pretende restaurar la caballería andante para hacer frente a las injusticias. Por lo que adecua toda la realidad de acuerdo al código caballeresco. A partir de la cueva de Montesinos comienza un proceso de caída de la ficción caballeresca que le lleva a la realidad.
En realidad no es un loco, sino que quiere un ideal inaccesible.
Físicamente es descrito como alto, delgado, viejo (frente al joven y fuerte caballero andante). Además es colérico, culto y gran lector, soltero, solitario e impulsivo. De modo que es un personaje redondo e individualizado a diferencia del héroe tipo que aparece en los libros de ficción idealizada.
Sancho, también protagonista, es opuesto a su amo. Es bajo, barrigudo, comilón, analfabeto, casado, práctico, pacífico. Un campesino manchego que marcha con don Quijote por una promesa: conseguir gobernar una ínsula. Es el necesario compañero de don Quijote por dos motivos: un caballero andante necesita un escudero; por otro lado el contraste los va a hacer más humanos. Actúa según el sentido común aunque no es tan cuerdo porque se marcha con un loco y abandona a su familia. Se comunica mediante refranes, siendo una mezcla del gracioso del teatro, el tonto de la tradición folclórica y la parodia del escudero de las novelas de caballerías.
Se quijotiza ya desde la primera parte, pues intenta emplear el habla caballeresca, acaba creyendo en el encantamiento de Dulcinea, actuación como gobernador.
También es un personaje, por lo visto anteriormente, individualizado y redondo.
En cuanto a DULCINEA, es la idealización de la dama de la que debe enamorarse cualquier caballero para ennoblecer sus hazañas (amor cortés). Se basa en una aldeana fuerte y fea de la aldea vecina de don Quijote y que solo ha visto una vez. Simboliza la idealización. Representa la idea de conseguir justicia y libertad mediante la vuelta de la caballería andante.
Ya se ha visto que Cervantes emplea la perspectiva múltiple, pero también la parodia y la ironía. La primera lo es de los libros de ficción caballeresca, principalmente, ya desde el título a la fabla y la invención del autor moro, el manuscrito encontrado, la presencia de numerosas aventuras, el estilo grandilocuente e hiperbólico.
No ha de olvidarse la importancia del diálogo, que es el conductor de la trama, siendo más importante que la narración. Además los personajes son individualizados por su forma de hablar, cambiando los estilos. A veces se incluyen voces de diferentes lenguas: latinismos en don Quijote, expresiones italianas y árabes.
El habla de El Quijote es un resumen de la variedad de registros que existían en el Renacimiento. Cer­vantes sigue, en principio, la norma clásica de «es­cribo como hablo» y, a la vez que parodia el estilo pre­tenciosamente culto y arcaizante de los libros de caballerías, armoniza distintos lenguajes: combina el estilo elevado con el habla cotidiana, o los razona­mientos eruditos con el uso de refranes y dichos del saber popular. Por eso, abundan en la obra, junto a múltiples recursos literarios, rasgos propios del len­guaje oral: el empleo de deícticos, el apostrofe, la dramatización del relato, la duplicidad de narradores, la atención a las inflexiones de voz, o los ritmos y so­noridades.
Aunque parezca estilo coloquial, no siempre lo es, empleándose numerosos recursos retóricos: sinonimia, antítesis, juegos de palabras, comparaciones, metáforas, juegos de palabras (paradojas, dilogías, paronomasia), tópicos. La mayoría empleados con intención humorística. Con toda el habla se adecua a cada personaje, con lo que Cervantes sigue el ideal de verosimilitud lingüística  de los renacentistas.

En cuanto al desarrollo narrativo, Cervantes parte del artificio del manuscrito encontrado, un truco que le permite el empleo de sucesivos narradores (el his­toriador moro, Cide Hamete Benengeli, que sería el primer autor de la obra, un morisco que traduce el tex­to árabe, o el mismo Cervantes). Además, emplea téc­nicas novedosas, que hacen de El Quijote la primera novela moderna: el contrapunto o movimiento simultáneo de dos ac­ciones que, sin tener relación, se desarrollan a la vez, en equilibrio narrativo; el perspectivismo, con interferencia de puntos de vista de varios personajes que, sobre una misma rea­lidad, ofrecen distintas impresiones; la metanarración o metanovela, que muestra, den­tro del relato de una historia, las dificultades que su ela­boración ha planteado; la intertextualidad, que, mediante la comparación con otros textos literarios, facilita la parodia, la críti­ca literaria o el análisis de la obra dentro de la obra misma.
El propósito explícito de Cervantes es, sin duda, la parodia de los libros de caballerías; por eso, durante los siglos XVII y XVIII El Quijote fue leído como una obra cómica. Sin embargo, desde el Romanticismo se han resaltado otros valores del protago­nista: el amor a la dama, el ansia de libertad, la búsque­da de la justicia, por lo que la novela representaría la defensa de unos ideales en un mundo en el que dichos ideales ya no tienen sentido.
Por otra parte, El Quijote es un retrato de la sociedad de la época. Cervantes, a la vez que parodia las ilusiones caballerescas y pastoriles, ofrece el inicio del declive del poder po­lítico de España a través de un hidalgo que trata de cambiar su vida triste y mediocre por otra que considera más perfecta, pero propia de un es­plendor pasado. Y es también una obra de crítica literaria y de teoría literaria, pues los personajes hablan de literatura y aportan valoraciones sobre autores, obras y géneros de la literatura de su tiempo.

Toda esta modernidad y originalidad, así como el análisis del ser humano da lugar a que se haya cumplido la cita profética del bachiller Sansón Carrasco so­bre el éxito de la obra:«... los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran».

En conclusión, una obra muy buena pero que debe ser leída por aquellos que ya llevan cierta cultura a cuestas. Ya sé que antes lo leíamos en el colegio y nos enterábamos bastante bien; luego lo releíamos en bachillerato, y descubríamos más cosas. Así en cada relectura. Eso es un clásico. Aquellos que digan que está sobrevalorada deben hacer conciencia y autocrítica de su nivel cultural. Es una obra que critica la falta de valores de una sociedad como la del XVII (muy cercana a la actualidad). También se acusa que el único que tenga principios morales sea ninguneado. No os engañéis con la aparente comicidad de la obra. Es una novela triste y crítica, a la vez que es una propaganda de la escritura de Cervantes, que incluye todos los géneros narrativos de la época. Es una apología de la libertad: de la religiosa, de la humana, de la creadora. Y por supuesto, es el inicio de la creación novelística universal tal como la conocemos ahora. Se ve su influencia a lo largo del mundo y la historia: los frescos en salas de palacios portugueses, Madame Bovary, Galdós, Cela, Dickens y un largo etc. Es una novela humana, y por tanto apoya nuestro desarrollo personal.

Replicante: Selene Alshams.
Estrellas sobre cinco: cinco.
Para una lectura: humana, divertida y comprometida.


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