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Don Quijote, por Picasso. |
Como
entramos en el mes del libro, este primer viernes vamos a honrar a Cervantes y El
Quijote. Muchos os preguntaréis a qué se debe que se dedique una fecha a
este autor y a dicha obra. Espero que con esta reseña entréis en el mundo
cervantino y os acertéis a comprobar el valor tanto literario como humano que posee.
He
de reconocer que El Quijote es una de mis obras preferidas, así que la
he leído y releído gran cantidad de veces, aunque siempre descubro algo nuevo.
Todo
el mundo cree saber algo sobre el Caballero de la Triste Figura (como
apoda Sancho a don Quijote), pero ¿cuántos han leído y asimilado realmente esta
obra de nuestro Siglo de Oro? Tengo la firme convicción de que la sociedad
mejoraría si se acercará sinceramente a esta obra y aprendiera de ella. Pero comencemos.
Cervantes vive a caballo de
los siglos XVI y XVII, es decir va a ser influido tanto por el
Renacimiento (nace reinando Carlos I, abierto al Renacimiento) como por el
Barroco (muere reinando Felipe IV, con España cerrada y sufriendo la pesada
influencia de la Contrarreforma). El Quijote asimila las dos
corrientes (por un lado, la claridad, el equilibrio y el talante positivo del
Renacimiento; por otro lado, la presentación de la temática renacentista
exagerada, retorcida y parodiada, producto del fracaso nacional).
Respecto a su vida, a pesar
de que se sabe bastante poco de la primera época (en la que es posible que
estudiara con López de Hoyos) resulta interesante su biografía para entender no
sólo El Quijote, sino toda la obra cervantina.
Entre los acontecimientos
vitales del autor, destacan los siguientes: en 1569 viaja a Italia y participa
en campañas militares con don Juan de Austria; en la Batalla de Lepanto (1571)
es herido en la mano izquierda, pero continua luchando hasta 1575; cuando está
volviendo a España, cae prisionero, con lo que sufre cinco años de cautiverio
en Argel, pues nadie paga el rescate (aquí sufrirá muchas experiencias que
plasmará en sus obras posteriores); tras el rescate por parte de los frailes trinitarios,
regresa a España y se instala en Madrid, esperando inútilmente obtener
recompensa por sus servicios, incluso se le deniega un empleo en las Indias; mientras espera piensa ganarse la vida
escribiendo (publica la primera parte de la novela pastoril La
Galatea y algunas obras teatrales, pero fracasa, lo que lo lleva a
tener continuos problemas económicos); recorrió Andalucía y la Mancha como
comisario de abastos (buscar alimentos para el ejército) y, luego, como
recaudador de impuestos (los problemas económicos continúan y es encarcelado en
Sevilla por asuntos oscuros sobre la recaudación de impuestos); no se sabe nada
más de él hasta la publicación de la primera parte del Quijote en
1605, obra con la que obtiene gran éxito, pero continúan los problemas
económicos; a partir de la publicación de la primera mitad del Quijote,
Cervantes obtiene renombre literario, participa en los círculos literarios y
sus obras se publican con cierta velocidad (en 1613, las Novelas
Ejemplares; en 1614, Viaje al Parnaso; en 1615, la segunda
parte del Quijote; en 1616, los Trabajos de Persiles y
Segismunda, ya habiendo muerto el 23 de abril); sin embargo, muere pobre,
tanto que la cofradía a la que pertenecía tendrá que costear su entierro.
Como puede comprobarse, fue literato y soldado, a la manera
renacentista.
Don Quijote es considerada su obra maestra. Se compone por dos partes
separadas por diez años, entre los que aparece un Quijote apócrifo.
La PRIMERA PARTE aparece en Madrid en 1605 (algunos creen que
ya había aparecido manuscrita, como se indica en El Ballet de las Palabras) con
el título el Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Se compone
por una dedicatoria al Duque de Béjar, un prólogo, unos poemas burlescos y
cincuenta y dos capítulos organizados en cuatro partes.
La SEGUNDA PARTE aparece en Madrid en 1615 con el título Ingenioso
Caballero don Quijote de la Mancha, dedicada al conde de Lemos. Se compone
por dos prólogos y por setenta y cuatro capítulos.
Un año antes (1614) se
había publicado el Quijote de Avellaneda, estimulando la
publicación de la segunda parte cervantina.
A
pesar de que el conocimiento popular considera El Quijote como una obra
cómica, es mucho más. Es una obra que puede recibir dos lecturas: una
superficial y otra profunda, así como
muy rica. Ha de recordarse que Cervantes está intentando hacerse un hueco en el
mundo cerrado de los círculos literarios madrileños sin mucho éxito. A
diferencia de otros autores, no tiene <<padrinos>> que le abran las
puertas. Sin embargo, el es bueno y quiere demostrarlo en esta obra, que es un
compendio de los géneros narrativos del momento junto la inclusión de poesía. De manera que El Quijote,
además de ser considerada una de las obras más divertidas, reúne parte de la
literatura española anterior, europea y clásica con alusiones mitológicas. Y a
esto se suma que es una obra profunda. Así, Dostoievski dirá de ella:
<<la ironía más amarga que pueda expresar un hombre>>.
Y así se cumple el ideal
renacentista de enseñar deleitando; es decir, Cervantes va analizar la sociedad
decadente de su época pero no emplea un tono moralista. El humor es una mejor
manera de que el lector reflexione sobre la crítica que recibe. Eso sí, esto
complica la interpretación. De ahí que algunos se quedaran en la lectura
superficial de lo cómico.