Borges |
Jorge
Luis Borges es uno de los autores más relevantes de la literatura de habla
hispana en el siglo XX. Aunque cultivó diferentes géneros, al oír su nombre lo
relacionamos rápidamente con la narrativa corta, con los cuentos. Y justamente
este año se celebra el aniversario de la publicación de Ficciones
(1944). Esta obra, que puede encontrarse en numerosas editoriales, resulta,
junto a El Aleph, una de las más influyentes en la narrativa posterior.
Hay que recordar, por ejemplo, que el
Boom hispanoamericano (que tanto influyó en la regeneración de la novela de los
sesenta en España) bebe de las renovaciones de los relatos cortos anteriores.
Antes
de pasar a analizar Ficciones, vamos a realizar un esbozo biográfico del
autor. Nace en Buenos Aires en 1899 en el seno de una familia acomodada. Su
padre es profesor, de ahí que el niño lea desde muy pronto. Además es bilingüe,
incluso aprende antes a leer en inglés que en español, por influencia de su
abuela materna, de origen anglosajón. Borges niño es un verdadero prodigio: hacia
los seis, afirma que quiere ser escritor; a los siete años, ya escribe su
primer texto; a los nueve, traduce El príncipe feliz, de Oscar Wilde; a
los diez, publica su primera obra.
A causa de una ceguera casi total, en 1914, el padre
ha de jubilarse y la familia viaja a Europa (Italia, Suiza y España). Durante
su estancia en la Península Ibérica, entra en contacto con los autores
vanguardistas y publica sus primeros poemas. En 1921, vuelve a su país, donde
lleva el Ultraísmo. Va a alcanzar renombre muy rápido en Buenos Aires, tanto
que Perón pretende bloquearlo. Se cansa del Ultraísmo y comienza a experimentar
con otras vanguardias hasta que llega al cuento fantástico o mágico (durante
1930- 1950). Sin embargo, el voraz lector y el gran escritor es atacado por la
ceguera en el 56. Pide ayuda a su madre y amigos (en especial a Casares) a
quienes dicta. En la década de los sesenta, Francia descubre la obra de este
autor y de ahí se extiende al mundo. Esto lo va a llevar a ser homenajeado y
premiado (Premio Cervantes) en diversos lugares. Sin embargo, por razones políticas,
no se le otorga el Premio Nobel. Murere en Ginebra en el año 1986.
Tal
vez la extensión de su obra por Europa se deba a que es el primero de los
autores que no se centra en las peculiaridades de Hispanoamérica, sino que
universaliza, se europeiza.
Ficciones
se organiza en dos bloques: El jardín de los senderos que se
bifurcan (Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, El
acercamiento a Almotásim, Pierre Menard, autor del Quijote,Las
ruinas circulares,La lotería en Babilonia, Examen de la obra de
Herbert Quain,La biblioteca de Babel,El jardín de senderos que se
bifurcan) y Artificios (Funes el memorioso,La forma de la espada,
Tema del traidor y del héroe, La muerte y la brújula, El
milagro secreto,Tres versiones de Judas,El fin, La secta del
Fénix, El Sur).
Una
de las características principales de los cuentos de Borges es que el autor nos
invita a complejos ejercicios de imaginación a la vez que nos hace reflexionar sobre
problemas metafísicos. Y lo hace con una serie de temas que se repiten y
obsesionan a Borges: la identidad del ser humano (lo lleva a preguntarse si
cada uno de nosotros somos uno o varios, si todos somos el mismo ser humano, si
somos soñados por otro ser), el tiempo (que se entrelaza para cuestionar sobre
si es una ilusión, si existe el eterno retorno y las acciones son
reiteraciones en el tiempo), el destino de ser humano (tema que lleva a
preguntarse si repetimos historias, si somos libres o nuestro camino está
escrito, lo que, sumado a su escepticismo, conduce a una visión negativa del
destino social), la eternidad u el infinito (que lo guía hasta la cuestión si
es positivo o negativo), el mundo y la existencia del ser humano como una
laberinto y la muerte que lo espera al final del sendero (y de ella se pregunta
si es cierta o apariencia, si es condena o consuelo, si sirve para repetir la
historia en una transmigración de las almas.
Sin
embargo, a pesar de toda esta temática metafísica –que he de reconocer que me encanta-,
sus textos no son secos pensamientos filosóficos. Borges, ante todo, es poeta.
Mira y analiza el mundo con esos ojos que tienen los poetas, que pretenden
colocar ante los nuestros lo que nosotros no somos capaces de ver. Y lo hace
con esa belleza característica de los buenos poetas. Pero, ante todo, está
jugando y quiere que el lector participe, aunque lo inquiete también.
La
temática, como hemos observado, es una reiteración de la Historia de la
Literatura. La originalidad se halla en
la construcción: un aparente ensayo, una pseudo confesión… Puede partir desde cualquier texto que haya
leído: desde un párrafo en una enciclopedia hasta un relato mitológico.
Respeto
al estilo, se caracteriza por un ritmo lento, aparentemente frío; la inclusión
de ironía; las presencia de máximas filosóficas y las paradojas. Sin embargo,
no hay que olvidar que era poeta. Y los poetas lo son siempre, escriban ensayo
o prosa literaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario