lunes, 25 de marzo de 2013

Crítica literaria: La metamorfosis

La Metamorfosis.
Franz Kafka.
Clásico. Varias editoriales. 

«Al despertar una mañana Gregor Samsa, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto». 

Con este comienzo desconcertante y directo quedé atrapada en esta historia que cuenta más de lo que dice. Es una de las grandes obras universales del siglo XX, cargada de una simbología que aún hoy sigue siendo motivo de estudio. Kafka no necesitó inventar un mundo nuevo, ni crear seres de fantasía inconcebibles; sólo con una historia más bien corta, de apenas unas sesenta y cinco páginas, da luz a una metáfora con la propia vida en la que el conformismo y las miserias familiares son la música de fondo durante toda la obra. 
Franz Kafka, abogado y escritor judío checo, vivió siempre marcado por sus raíces de la Europa del Este en el marco de la Primera Guerra Mundial, época en la que escribió el libro, algo que queda reflejado en su tono narrativo desasosegado y pesimista que deja entrever, también, alguna pincelada de la inseguridad y la transigencia que siempre se le atribuyó a su persona («Una de las formas de seducción del mal más efectivas es la incitación a la lucha.» F.Kafka)
Fue su primera obra larga tras numerosos relatos. Le siguieron otras como El proceso o La condena. En el presente, se trata de un libro fijo las colecciones de clásicos de múltiples editoriales donde suele venir adjunta de la también famosa Carta al padre  —misiva de unas cien páginas manuscritas con la que critica sin tapujos la personalidad hipócrita y abusiva de su progenitor—. Se trata de un hecho importante, porque en la propia Metamorfosis queda también patente esa relación distante, y se hace obligatoria la lectura de esta carta si se desea indagar de manera un poco más íntima en las motivaciones creativas del autor. 
La metamorfosis nos cuenta de una manera lineal y sin digresiones la historia de Gregorio Samsa, un joven que ve su vida truncada por una solitaria, repentina e inexplicable metamorfosis en un bicho de clase indeterminada —no se llega a concretar en toda la obra—. El narrador, omnisciente, describe, mediante frases complejas pero de léxico coloquial, cómo el protagonista ve desestabilizarse su mundo físico y cómo, a golpe de desengaño, se derrumba ante él todo su sistema de creencias familiares y laborales —y por ende, sociales— bajo la mirada moralista y controladora de su familia, cada uno dentro de su propio rol de padre, madre y hermana. 
El hecho anecdótico de su mutación sólo es el punto de partida hacia el subconsciente de Gregorio, para que vivamos con él su cambio solitario, dentro de su propia habitación, que llegará a convertirse en una cárcel. Lo viviremos, además, desde una posición de testigo mudo desde hace muy sencilla la empatía emocional con los padecimientos de Gregorio a lo largo de cuatro «capítulos» o segmentos narrativos bien diferenciados. El planteamiento de la historia, ya comienza con un clímax y, en un ambiente claustrofóbico, vamos a descubrir una soterrada crítica social a la impasibilidad y el desprecio por lo diferente. 
Alejándose de largas descripciones —que no tendrían cabida en esta historia de psicología amarga—, Kafka sólo pincela detalles concretos sobre situaciones o elementos. Todos aportan una simbología o significado relevante en el transcurso de los acontecimientos para, de esa forma, dinamizar una trama algo desnuda de referentes.
Estamos ante una de las lecturas más recomendadas en la vida académica y, desde mi punto de vista, quizá su toda su complejidad y variedad puede que no esté alcance de cualquier adolescente, aunque evoca y se antepone al período de su particular y solitaria metamorfosis esencial. 
Sin duda, se trata de un clásico muy recomendable para quien guste de reflexiones al terminar de leer una historia. Posee un fuerte carácter de identificación, debido la ausencia de un marco concreto de tiempo o espacio, de tal manera que el lector es libre de crearlos en el suyo propio. Al estar narrado con aparente sencillez y de manera muy directa, deja una ventana abierta y amplia, a la imaginación. 
Personalmente, se trata de una lectura que disfruté mucho y, en ningún modo, resultó tan densa como siempre había pensado. Aquellos tintes de cuento surrealista han estimulado mi creatividad y mi punto de vista crítico más allá de la propia historia. Una gran sorpresa, sencilla de leer, que siempre había estado al alcance de mis manos como tantos otros clásicos olvidados o desechados por el hecho de estar «pasados de moda».

Clasificación: 5 estrellas.
Para una lectura: reposada, profunda, reflexiva.
Replicante identificado: Tania A. Alcusón



7 comentarios:

  1. Enhorabuena por la crítica, me ha parecido muy bien estructurada e interesante.
    Leí "La metamorfosis" hace muchos años y apenas recuerdo los detalles, pero hace tiempo que tengo ganas de volver a releerlo. Después de esta crítica, aún más.
    Un saludo,

    Alex
    www.alejandroromera.com

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  2. Muchas gracias, Alex! Me alegro que te haya removido las ganas de volver a leerlo.
    La verdad es que, yo creo, si lo hubiese leído de más jovencita lo habría hecho desde otro enfoque... Seguramente más pobre de miras.
    Un saludo y gracias!

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  3. Me encanta esta obra. Gracias por recordarla, Tania.
    Es de esos textos que necesitan varias lecturas, que pasen los años para volver a cogerlo y releer con el fin de descubrir nuevos puntos interesantes.

    Gracias de nuevo.

    Un abrazo.

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  4. Al fin lo he vuelto a retomar y ahora mismo estoy leyéndolo de nuevo (voy por la mitad, más o menos). Y me está encantado. Una joya.

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  5. Acabo de volver a releermela y me ha encantado. Un gran libro sin duda.

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  6. A mí la crítica, lo siento, no me ha gustado. Me parece la aplicación simple de la disección que nos enseñan a hacer en colegios y universidades de una obra: narrador, estructura interna, externa..., como si diseccionando una rana muerta pudiéramos hacernos una idea de la rana viva, como si una persona fuera la suma de sus órganos: si hígado, su páncreas, etc y no algo más que la suma de todo ello. ¿De qué me he enterado realmente en esta crítica de La Metamorfosis? Para hacer una reseña o una crítica primero se debe haber entendido la obra, como es natural, y luego saber expresar lo que se ha entendido.

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  7. No te preocupes, Raúl. Para gustos están los colores!
    Consideré la crítica como una buena oportunidad para enmarcar la obra en un contexto concreto; en una motivación específica (sí, quizás la que estudiamos en el colegio, pero la motivación del autor al fin y al cabo), y así quizás poder dejar las pinceladas de mi propia interpretación sobre lo que he leído intercaladas entre los datos. Realmente, una crítica literaria personal puede no corresponder con la crítica "especializada" que hay sobre el libro o con la propia intención del autor cuando fue escrito el texto... Y también puede ser expresada como cada cual considere conveniente para justificar sus teorías. Ahí está la riqueza del mundo de las letras. Aunque a veces caminemos solos con nuestra visión y nuestra comprensión de las cosas!
    Saludos!

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